Después de seis años en los que mi teléfono móvil se ha convertido en la herramienta principal para desarrollar mi labor profesional tengo que seguir justificando su uso para crear contenido de calidad. ¿Hasta cuándo voy a tener que hacerlo? Cuando se contrata a alguien para hacer un trabajo audiovisual o multimedia no se cuestiona con qué herramientas trabaja, se valora el trabajo final.

La gran mayoría de la gente usa el móvil para comunicarse a través de mensajería instantánea, echar un vistazo a las redes sociales, consultar el correo electrónico, hablar algún minuto, hacer alguna foto y vídeo familiar y poco más. La verdad es que con ese uso están infrautilizando esos dispositivos, que en muchos casos no son baratos.

Desde que fui consciente del poder de ese pequeño aparato electrónico decidí apostar con fuerzas por él como mi principal útil de trabajo. Ver que utilizando unas pocas aplicaciones y añadiendo algún elemento a mi dispositivo móvil puedo convertirlo en un auténtico equipo de grabación, o que no necesito ir a una redacción, ni a una oficina para conseguir una edición profesional son razones muy potentes para mí.

Evidentemente el móvil no sustituye a los equipos tradicionales de vídeo o televisión pero sí los complementa y van a estar obligados a entenderse. Hoy en día hay televisiones públicas que utilizan regularmente teléfonos móviles para crear contenido broadcast y estoy segura que nadie nota la diferencia. Las mejoras técnicas en estos dispositivos nos permiten tener un equipo de grabación y una sala de edición en el bolso; un equipo mucho más ligero, más económico y más discreto, algo que juega a nuestro favor a la hora de contar ciertas historias, ya que al intimidar menos los protagonistas se sienten más cómodos delante de nuestro objetivo.

¿Le damos una oportunidad al móvil para convertirlo en una herramienta de trabajo más?

Ana López es periodista audiovisual y multimedia.

https://periodistamovil.com

@anadigame