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Imagen de Jairo Gómez Muñoz, investigador de la sociedad pública NILSA.

Navarra, alerta ante los contaminantes emergentes

Imagen de Jairo Gómez Muñoz, investigador de la sociedad pública NILSA.

Jairo Gómez Muñoz, investigador de la sociedad pública NILSA

Los contaminantes emergentes son sustancias que se encuentran en los cauces fluviales y que comprenden un rango muy amplio de productos, tan dispares como pesticidas, medicamentos, café, hormonas o drogas, entre los que los antibióticos resultan relevantes por su peligrosidad para el medio natural: el uso excesivo e indebido en humanos y animales puede dar lugar a la aparición de bacterias resistentes. Esto supone que los antibióticos devienen ineficaces para tratar las infecciones producidas por estas bacterias, lo que se traduce en mayor mortandad, alargamiento de las estancias hospitalarias, incremento de los costes médicos y otras derivadas peligrosas. De hecho, la Organización Mundial de la Salud considera la resistencia antibiótica como un reto mundial.

 

Navarra comparte este punto de vista y quiere ir un paso más allá, ser pionera en combatir cuanto antes los efectos perjudiciales. Para ello se involucró en el proyecto de la Unión Europea POCTEFA EFA183/16 OUTBIOTICS (POCTEFA corresponde a los territorios de España, Francia y Andorra), a través de la sociedad pública NILSA, responsable del saneamiento y depuración.

 

Durante meses, todas las entidades involucradas estudiamos cauces fluviales españoles y franceses, que discurren por Navarra, País Vasco, Aragón, Cataluña y Francia: los ríos Urumea, Bidasoa, Arba, Arga, Irati, Veral, Subordan, Aragón, Gállego, Ara, Cinca, Segre, Esera, Adour, Garona y Le Salat. Con un triple objetivo: Diagnosticar, reducir y eliminar.

 

En primer lugar, necesitábamos un punto de partida sólido y referencial. En segundo término, habíamos de aplicar herramientas de reducción de antibióticos en la producción animal con el objetivo, finalmente, de eliminar una parte de la carga contaminante. Todas las instituciones públicas y privadas hemos de sumarnos al reto de reducir estos contaminantes emergentes en el campo de acción que nos corresponde y con los medios que estén a nuestro alcance. Cuanto antes comencemos, menor será el perjuicio y más se reducirá la potencialidad de los riesgos.

 

Los resultados de la investigación fueron cristalinos: todas las aguas muestreadas contenían antibióticos, especialmente en zonas próximas a explotaciones de ganadería intensiva y a núcleos importantes de población, si bien sus concentraciones eran bajas (trazas). Las muestras eran también portadoras de bacterias resistentes para al menos una de las familias de antibióticos estudiadas. Esto implica la necesidad de encontrar soluciones rápidas, efectivas y poco costosas (no olvidamos nunca la necesidad de una óptima gestión de los recursos económicos, teniendo además en cuenta que se trata de recursos públicos).

 

Las alternativas de solución que planteó el trabajo las enumeraré a continuación, porque creo que pueden ser extrapolables a otras áreas y ámbitos, y porque el sector público ejerce, a menudo, un efecto tractor sobre la iniciativa privada, que vale la pena tener en cuenta. Si estos resultados son inspiradores o atraen la atención de alguien que quiera saber más, será un punto extra para este proyecto.

 

Volviendo al mismo, puntualizaré que, para eliminar los antibióticos, estudiamos tres tecnologías a escala laboratorio y a escala piloto semi-industrial: la oxidación con ferrato potásico, la adsorción con carbón activo en polvo y la fotocatálisis con nanopartículas de dióxido de titanio. Me detendré en la última por ser especialmente efectiva.

 

La fotocatálisis -proceso capaz de eliminar contaminantes mediante oxidación activada por la energía solar- combinada con carbón activado ha demostrado ser eficaz para eliminar los antibióticos seleccionados (amoxicilina, azitromicina, sulfadiazina, enrofloxacina y trimetoprima), con rendimientos de hasta un 90%. Los costes son similares a otros tratamientos, pero resulta más eficaz aplicar este tratamiento en el origen del vertido por abordar menores volúmenes de agua, pero mayores concentraciones de antibióticos. Esta tecnología puede trasladarse a focos de contaminación específicos como hospitales, farmacéuticas o mataderos, con el objetivo de proteger los cauces receptores.

 

Por todas estas razones, creo que cualquier persona o entidad interesada en el tema puede recurrir a su estudio, valorarlo como alternativa o, incluso, consultarnos para implementar estas soluciones, adecuándolas a las circunstancias requeridas en su caso particular.

 

Finalmente, no puedo terminar sin un agradecimiento a todos los socios del proyecto por el trabajo conjunto y las horas de esfuerzo y dedicación: Universidad de Zaragoza, Universidad de Navarra, Universidad de Lleida, Laboratorios Enosán y uno de los centros de investigación científica más renombrados de Europa, el francés Centre National de la Recherche Scientifique.

 

Nos merecemos un mundo más limpio y seguro, en términos climáticos, salubres o incluso de seguridad humana, y creo que esta investigación ha contribuido a ello. Si desde el sector público podemos seguir ayudando a alguien con asesoramiento, también lo haremos: buscamos la aplicación práctica del conocimiento, es la más necesaria.

 

Tribuna publicada en EFE Verde el 5 de abril de 2022.