Pasar al contenido principal
Image
Fotografía de Ainhoa Remirez, autora del artículo

El año del 5G

Fotografía de Ainhoa Remirez, autora del artículo

Ainhoa Remirez, autora del artículo

Durante el último Mobile World Congress (BCN, febrero 2019), vimos ya los primeros móviles con esta tecnología. El 5G está en el trasfondo de la carrera por la vanguardia tecnológica mundial, cuyo máximo exponente fue el veto de EEUU al gigante tecnológico chino Huawei. Además, Vodafone anunció el pasado mes de junio el pistoletazo de salida para el encendido de sus primeras redes comerciales 5G en Europa, para lo cual eligió 15 ciudades. Entre ellas, Pamplona. Así, tras 40 años de vida de la tecnología móvil, la denominada «quinta generación» 5G va más allá de un mero cambio tecnológico. Se anuncia como el componente tecnológico esencial en la transformación digital de la sociedad y de la economía en los países más avanzados durante la próxima década. Merece la pena recordar que la primera generación supuso el nacimiento de la telefonía en movilidad. En la siguiente, la 2G -que arrancó aproximadamente en 1990-, se digitalizó la voz y surgieron los SMS. La tecnología móvil 3G, introducida en 1998, representó la llegada del internet móvil a velocidad inferior a 2Mbps; y el 4G, lanzado en 2008, permitió servicios que demandan velocidades de transmisión más altas, tales como juegos en red o TV en HD.

 

Llegados a este punto, ¿qué aporta el 5G?. En primero lugar, supone un gigantesco aumento de velocidad, pudiendo alcanzar en movilidad tasas de 100 Mbps con picos de 1 Gbps, lo que permitirá descargar una película en 3D en aproximadamente 6 segundos (frente a los actuales 6 minutos). Esta tecnología introducirá mejora en la latencia o retardo en transmisión (1 milisegundo frente a los actuales 20-30 de kas redes 4G), fundamental en aplicaciones que requieren respuestas en tiempo real, como la conducción asistida, operaciones quirúrgicas, juegos on line o producción industrial robotizada. El 5G implicará, en tercer lugar, un menor consumo de energía y, sobre todo, una mayor capacidad, lo que hará posible gran cantidad de conexiones simultáneas. Es decir, el 5G abre la puerta a un mundo de dispositivos conectados, que incluyen sensores, alarmas, electrodomésticos, lectores de códigos, etc. De esta forma, y a diferencia de las generaciones anteriores, las conexiones mayoritarias no serán entre personas, sino entre máquinas y dispositivos (M2M), en la denominada Internet de las Cosas (IoT). De hecho, para 2025 se estima que sólo un 10% de las conexiones serán entre humanos.

 

Todos estos factores hacen que las redes 5G, junto con la robótica, la inteligencia artificial y el aprendizaje artificial de las máquinas, hagan factibles escenarios que hace una década parecían ciencia ficción: factorías de producción con escasa intervención humana, vehículos autónomos...Un sinfín de posibilidades para los diferentes sectores e industrias, desde la logística a la agricultura, con el consiguiente impacto económico, social y político.

 

Más allá de las repercusiones económicas para los operadores de telecomunicaciones -derivadas de los esfuerzos en la implantación de la red- lo realmente relevantes es que, a medio plazo, pude suponer toda una transformación de sectores como el industrial -con la llegada de la denominada industria 4.0 en aplicaciones como control remoto de maquinaria pesada en entornos peligrosos, fabricación robotizada o monitorización de infraestructura crítica-; el sector de la automoción -con el coche conectado, primer paso hacia el coche autónomo-; Salud y Sanidad -con la teleasistencia en operaciones quirúrgicas-; el sector del entretenimiento- en el campo de la realidad virtual-; y, por supuesto, en los servicios públicos vinculados a los Smart Territories -energía e iluminación inteligente, gestión del tráfico, estacionamiento, transporte público y privado y seguridad pública con la videovigilancia y reconocimiento facial-.

 

Con todo ello, se estima que entre los años 2020 y 2035 la contribución del 5G al PIB mundial será equivalente al de una economía del tamaño actual de la India, la séptima economía más grande del mundo.

 

En este escenario, EEUU y China, junto con Corea del Sur y Japón, han sido los países pioneros en el despliegue de redes 5G durante el año pasado. En Europa, en cambio, aunque los principales operadores pusieron en marcha planes pilotos y casos de uso, no ha sido hasta este año cuando se han anunciado los despliegues y lanzamientos, en determinadas ciudades, de las primeras versiones de redes comerciales. La introducción comercial a gran escala prevista para finales de 2020 requiere, tal y como estableció la Unión Europea, un paso previo y necesario a la implantación de las redes 5G, que consiste en liberar -antes de 30 de junio de 2020- parte del espectro de frecuencias ocupado por la televisión digital para que se use en telefonía móvil. Por este motivo se está produciendo el segundo dividendo digital (el primero tuvo lugar en 2015) que ha comenzado en algunas comunidades autónomas el 24 de junio y que supondrá a la ciudadanía la adaptación de nuestras instalaciones colectivas de recepción de TV y la resintonización del televisor.